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Foto del escritorJuan Carlos Erdozain Rivera, MBA

EL HEREJE, LA DIOSA Y LA VIRGEN

¿Fue realmente Juan Diego el mensajero de la Virgen, como narra la tradición? ¿O es su figura una metáfora del pueblo indígena que acoge la nueva fe, como sugirió el polémico abad Schulenburg?


Recuerdo vívidamente una tarde de diciembre, hace algunos años, caminando entre la multitud en la Basílica de Guadalupe. El ambiente era una mezcla de fervor religioso, tradición y esperanza. Miles de peregrinos, con sus rostros llenos de emoción, avanzaban lentamente hacia la imagen de la Virgen. En ese momento, me di cuenta del profundo impacto que esta figura tiene en la cultura mexicana. Y es que la Virgen de Guadalupe, "la Morenita", no es solo una imagen religiosa, sino un símbolo de identidad, un refugio en la adversidad y una fuente de inspiración para millones de personas.

Sin embargo, la historia de la Virgen de Guadalupe también está llena de misterios y controversias. Uno de los debates más sonados fue el protagonizado por Monseñor Guillermo Schulenburg, ex abad de la Basílica, quien en 1996 puso en duda la existencia histórica de San Juan Diego, el indígena que según la tradición presenció las apariciones de la Virgen. Sus declaraciones, consideradas sacrílegas por muchos, abrieron un debate sobre la historicidad de las apariciones y la importancia de la fe popular.


ENTRE LA HISTORIA Y LA FE

La historia de las apariciones de la Virgen de Guadalupe se asemeja a un cuento de hadas. En diciembre de 1531, un humilde indígena llamado Juan Diego se dirigía al Tepeyac cuando una hermosa mujer se le apareció en el camino. La mujer, que hablaba en náhuatl, le pidió que se presentara ante el obispo y le solicitara la construcción de un templo en ese lugar. Juan Diego obedeció, pero el obispo, escéptico, le pidió una prueba. La Virgen entonces le indicó que subiera al cerro y recogiera unas rosas, las cuales milagrosamente florecían en pleno invierno. Juan Diego las colocó en su tilma y se presentó ante el obispo. Al abrir la tilma, las rosas cayeron al suelo y en la tela apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe, tal como la conocemos hoy en día.


Esta narración, transmitida de generación en generación, se ha convertido en un pilar de la fe guadalupana. El Códice 1548, un documento histórico descubierto en 1995, relata las apariciones y la muerte de Juan Diego, lo que parece respaldar la tradición oral. Sin embargo, como señala el historiador Edmundo O'Gorman, "la falta de documentos contemporáneos que mencionen las apariciones fuera del contexto guadalupano genera dudas sobre la historicidad del evento".

La imagen de la tilma también ha sido objeto de estudio y debate. Los científicos han analizado la tela y los pigmentos, encontrando características inexplicables para la ciencia actual. "La preservación de la tela durante siglos y la forma en que los colores se han mantenido vivos son un verdadero enigma", afirma el químico José Aste Tonsmann. Sin embargo, para algunos científicos, estas características no necesariamente implican un origen sobrenatural.


EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS

La Virgen de Guadalupe no solo es un símbolo religioso, sino también un reflejo del sincretismo cultural que se dio en México tras la conquista española. El Cerro del Tepeyac, donde se apareció la Virgen, era un lugar sagrado para los aztecas, quienes lo consagraban a Tonantzin, diosa de la fertilidad. La Calzada de Guadalupe, que hoy en día recorren millones de peregrinos, casi coincide con una antigua vía que los mexicas utilizaban para llegar al Tepeyac. "La Virgen de Guadalupe sintetizó elementos de Tonantzin, facilitando la conversión de los indígenas al catolicismo", explica el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla.

La Basílica de Guadalupe misma es un ejemplo de esta fusión cultural. Su arquitectura combina elementos indígenas y españoles, creando un espacio único que refleja la identidad mexicana. Las fiestas guadalupanas, con sus danzas, cantos y tradiciones, son una muestra de la riqueza y la diversidad cultural de México.


SCHULENBURG: ¿HEREJÍA O INVITACIÓN AL DIÁLOGO?

Las declaraciones de Monseñor Schulenburg causaron un gran revuelo en la Iglesia Católica y la sociedad mexicana. "Juan Diego es un símbolo, no un personaje histórico", afirmó Schulenburg, basándose en investigaciones históricas. Sus palabras fueron interpretadas como un ataque a la fe guadalupana y provocaron su destitución como abad de la Basílica. Sin embargo, Schulenburg nunca negó la aparición de la Virgen. "Lo importante es la fe en la Virgen de Guadalupe y su mensaje de amor y esperanza", declaró.

La canonización de San Juan Diego en 2002 por el Papa Juan Pablo II reafirmó la postura oficial de la Iglesia sobre la autenticidad de las apariciones. Sin embargo, el debate generado por Schulenburg dejó una huella importante. Nos invitó a reflexionar sobre la relación entre la historia y la fe, y a reconocer la importancia del diálogo y la investigación en la comprensión de nuestra propia historia.


MÁS ALLÁ DEL VELO

¿Es posible que la Virgen de Guadalupe sea una sustitución de la Diosa Tonantizn?

La Virgen de Guadalupe trasciende el ámbito religioso y se convierte en un fenómeno cultural y espiritual de gran envergadura. Algunos estudiosos la interpretan como un arquetipo universal, un símbolo de lo femenino, la fertilidad y la protección. Otros la ven como una manifestación de energías o entidades que la ciencia actual no puede explicar. Desde la perspectiva del espiritismo, la Virgen de Guadalupe podría ser un espíritu puro con una misión de amor y protección hacia la humanidad.

Las apariciones marianas, como la de Guadalupe, nos confrontan con el misterio de lo trascendente. Nos invitan a explorar las fronteras de la realidad y a cuestionar nuestras propias creencias. ¿Son las apariciones un fenómeno sobrenatural, una experiencia mística o una manifestación del inconsciente colectivo? Quizás la respuesta no sea única y dependa de la perspectiva de cada individuo.


DOS MOMENTOS HISTÓRTICOS COINCIDENTES

1. La peregrinación prehispánica, la llevaban a cabo año con año los Aztecas con destino al Cerro del Tepeyac, el cual era un lugar sagrado para los mexicas, donde se encontraba un templo dedicado a Tonantzin, diosa de la fertilidad y la tierra. Se sabe que los mexicas peregrinaban al Tepeyac para honrar a Tonantzin, especialmente durante las festividades de la cosecha. Ofrecían danzas, cantos, flores y sacrificios.

Esta peregrinación era una muestra de la profunda religiosidad de los mexicas y su conexión con la naturaleza.


2. La peregrinación actual, hacia la Basílica de Guadalupe, construida en el Cerro del Tepeyac, es para honrar a la Virgen de Guadalupe, quien según la tradición se apareció a San Juan Diego en 1531 en ese mismo lugar.

Es una de las peregrinaciones más grandes del mundo, símbolo de la fe católica en México y Latinoamérica.

La hoy llamada "Calzada de los Misterios", era utilizada por los aztecas para llegar al Cerro del Tepeyac, donde hoy se encuentra la Basílica de Guadalupe. A lo largo de la calzada se encontraban adoratorios, plataformas y pequeños templos, donde los peregrinos podían descansar, hacer ofrendas y realizar rituales.

Este recorrido la llevaban a cabo los aztecas especialmente durante las festividades en honor a la diosa.

Tras la conquista, se buscó cristianizar el espacio y eliminar las huellas de la religión prehispánica. Muchas de estas estructuras fueron demolidas y sus materiales reutilizados para construir nuevas edificaciones, es decir Los Misterios.

En el siglo XVI, se construyeron las capillas que hoy conocemos como "Los Misterios" a lo largo de la calzada. Estas capillas representan escenas del Rosario y fueron concebidas como un camino de peregrinación para los cristianos.


La transformación de la Calzada de los Misterios no fue un evento aislado, sino un proceso gradual que reflejó la imposición de la cultura española y la religión católica sobre las tradiciones indígenas.

La Calzada de los Misterios es un ejemplo de cómo la historia se superpone y transforma los espacios, dejando huellas de diferentes culturas y creencias a lo largo del tiempo.


Algunos historiadores sugieren que la peregrinación actual a la Basílica de Guadalupe tiene sus raíces precisamente en la antigua veneración a Tonantzin. Tras la conquista española, la figura de la Virgen de Guadalupe pudo haber sincretizado elementos de la diosa prehispánica, facilitando la conversión de los indígenas al catolicismo.


LAS PISTAS DEL SINCRETISMO

Como un detective en busca de pistas, podemos encontrar varios indicios que nos llevan a una posible conexión entre la Virgen de Guadalupe y la diosa Tonatzin:


  • El mismo lugar sagrado:  Tanto la Virgen de Guadalupe como Tonantzin son veneradas en el Cerro del Tepeyac, un lugar que ya era considerado sagrado por los aztecas antes de la llegada de los españoles. "Es como si la Virgen hubiera ocupado el lugar de la diosa prehispánica en el imaginario colectivo", señala el historiador Alfredo López Austin.


  • Fechas que coinciden:  Las fiestas en honor a Tonantzin se celebraban en diciembre, cerca de la fecha en que se conmemora la aparición de la Virgen de Guadalupe. ¿Casualidad? Tal vez, pero es una coincidencia que llama la atención.


  • Simbolismo compartido:  La imagen de la Virgen de Guadalupe tiene elementos que recuerdan a Tonantzin, como la luna a sus pies y la asociación con la maternidad. "Es como si la Virgen hubiera adoptado algunos atributos de la diosa para acercarse a la cultura indígena", sugiere la antropóloga Mercedes de la Garza.


  • Peregrinación continua:  La tradición de peregrinar al Tepeyac se mantuvo tras la conquista, aunque el objeto de veneración cambió. "Es como si el camino ya estuviera trazado y solo hubiera que cambiarle el destino", comenta el escritor Carlos Monsiváis.


Por otra Parte, La Ciencia Se Sorprende

La tilma donde está plasmada la imagen de la Virgen tiene características que desafían a la ciencia:

  1. Una tela incorruptible:  A pesar de estar hecha de fibra de maguey, un material que normalmente se descompone en pocos años, la tilma se ha conservado intacta durante siglos. "Es como si el tiempo no pasara para ella", dice el científico José Aste Tonsmann, quien ha estudiado la tilma a profundidad.


  2. Colores sin explicación:  Los pigmentos utilizados en la imagen no se corresponden con ningún material conocido. "Es un misterio cómo se lograron esos colores tan vivos y duraderos", afirma el químico Richard Kuhn.


  3. Figuras en los ojos:  En los ojos de la Virgen se han identificado figuras humanas reflejadas, como si fuera una fotografía. "Es un efecto óptico que no se puede replicar con la tecnología actual", señala el oftalmólogo Rafael Torija Lavoignet (similar al "efecto Purkinje-Sanson"), añade otro elemento de misterio.


A pesar de las evidencias, no todos están de acuerdo con la hipótesis del sincretismo. La Iglesia Católica ha enfatizado la diferencia entre la Virgen María y las deidades prehispánicas, y algunos estudiosos consideran que las similitudes son mera coincidencia.

"Es un tema complejo que requiere un análisis riguroso y objetivo", afirma el teólogo Elio Masferrer Kan. "No podemos afirmar categóricamente que haya un sincretismo, pero tampoco podemos descartarlo".


EL HEREJE QUE ABRIÓ EL DEBATE

Monseñor Schulenburg, con su "herejía" de cuestionar la historicidad de Juan Diego, nos obligó a mirar más allá de la narrativa tradicional y a preguntarnos sobre el origen y la esencia de la Virgen de Guadalupe.

Ante los enigmas planteados por la ciencia, es tentador pensar en la posibilidad de que la Virgen de Guadalupe sea una manifestación de algo que trasciende nuestra comprensión. ¿Un ente de otra dimensión? ¿Una energía desconocida que se manifestó en la tilma?


La pregunta sobre la naturaleza de la Virgen de Guadalupe permanece abierta. Las evidencias científicas y las coincidencias históricas nos invitan a considerar posibilidades que van más allá de lo ordinario. Pero, en última instancia, la interpretación de este fenómeno dependerá de la perspectiva y las creencias de cada persona.

La Virgen de Guadalupe, ya sea una aparición extraordinaria, un símbolo sincretizado o un misterio científico, sigue siendo una figura central en la cultura y la espiritualidad de México.


La relación entre la Virgen de Guadalupe y Tonantzin sigue siendo un misterio que fascina e intriga. Lo que es innegable es que la "Morenita" se ha convertido en un símbolo poderoso de fe e identidad para millones de mexicanos, independientemente de sus orígenes. Como dice el poeta Octavio Paz, "la Virgen de Guadalupe es la madre de todos los mexicanos, la que nos une y nos da esperanza".


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