A principios de octubre, tuvimos la oportunidad de viajar en familia a Orlando, lugar favorito de mis dos hijas, que nos hizo recordar esos años maravilloso de su infancia, con la diferencia de que ahora ellas nos invitaron. Cuantos recuerdos y momentos felices vinieron a nuestra mente.
Orlando junto con sus parques de diversiones, invita a sus visitantes a olvidarse de las presiones y rutinas que todos vivimos día a día, y nos hace recordar ese mundo de fantasía e inocencia que la infancia ofrecía.
Sin duda alguna, Walt Disney tuvo la gran habilidad de crear un mundo de ficción que hoy por hoy, sigue cautivando a sus millones de visitantes de todo el mundo, una ficción que ayuda a sacar lo mejor de las personas a través de la imaginación.
Los seres humanos, contamos con una gran herramienta, La Imaginación, que nos permite reescribir nuestras historias de vida, sobre todo, aquellas que han sido dolorosas y trágicas; simplemente hay que recordar el caso de la verdadera historia de Mary Poppins, cuya autora, Pamela Lyndon Travers, lo que hizo fue prácticamente reescribir su trágica vida, al lado de un padre temeroso de la vida el cual, encuentra en el alcohol un refugio para sobrevivir emocionalmente y para luego morir físicamente.
Al reescribir su trágica vida, Pamela Travers a través de la imaginación y la ficción, le da un final distinto a la vida de su padre recreando así, un final feliz y esto, no necesariamente es negar lo realmente sucedido, es usar ese poder llamado imaginación, para sobrevivir las fatalidades de la vida misma.
Recordemos el caso de Viktor Frankl, quien en su afamado libro “El Hombre en Busca de Sentido”, nos cuenta como logró sobrevivir en los campos de concentración de los Nazis, imaginando en las situaciones más humillantes y en peligro de muerte, que, en lugar de estar en dicho campo de concentración, se encontraba dando clases a sus estudiantes universitarios.
Dentro de sus conclusiones, Viktor Frankl, descubrió que la gente cuando pierde la Esperanza pierde así el deseo de vivir y, por ende, las oportunidades para sobrevivir tanto físicamente como emocionalmente.
Pues bien, una de esas noches que salimos de uno de los parques de diversiones, nuestras hijas se fueron al hotel en el transporte de Disney y, mi esposa y yo, decidimos tomar un Uber; cuando abordamos el auto, para sorpresa nuestra, vimos que el interior de la unidad, estaba adornada con foquitos y papel escarcha con motivos patriotas y además, traía jugos y refrescos de distintos sabores, así como golosinas y pastelillos mismos que no implicaban un sobre costo para el pasajero; además, el conductor era un hombre muy correcto y educado y muy amable, que nos comentó que SU MISIÓN es hacer felices a sus pasajeros y por ello, dependiendo de la temporada, decoraba su unidad con motivos de Halloween, Fiestas Patrias, Día de Acción de Gracias, Navidad, etcétera.
Esa noche, un Conductor de Uber, cuyo nombre no tuve el cuidado de escribir, nos enseñó como la ficción, a través de la imaginación y la creatividad, ayuda a sacar lo mejor de las personas, creando una atmósfera de Esperanza por un mundo mejor para sus pasajeros y para él mismo, por lo que esa noche mi esposa y yo nos percatamos que LA FELICIDAD VIAJA EN UN UBER… EN ORLANDO.
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