Muchos de nosotros parecemos entes sin luz, solapados en la oscuridad de nuestros pensamientos, llenos de odio, miedo, frustraciones y rencores, culpando a los demás de nuestra triste situación, sin darnos cuenta, que somos nosotros mismos los creadores de nuestra propia oscuridad.
No nos damos cuenta de que, en lugar de centrarnos en nuestras Fortalezas, estamos focalizados en las debilidades de los demás y esto, nos conduce al efecto espejo, que muestra que lo que más nos molesta de los demás, es porque en el fondo de nuestra personalidad, somos potencialmente lo que nos molesta precisamente del prójimo.
El proceso de criticar y culpar a los demás, nos hace recordar las palabras de grandes místicos de la antigüedad.
“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo ajeno y no ves la viga que está en el tuyo?
¿Cómo le puedes decir a tu semejante: “Deja que te saque la paja de tu ojo” sin darte cuenta la viga que tienes en el tuyo. Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu prójimo.
Uno de los retos que la vida impone es aprender de nuestras debilidades en el campo de las relaciones con los demás, y trabajar intensamente para superarlas, porque son perjudiciales para nosotros en todos los sentidos. Los seres humanos, hombres y mujeres de toda clase y condición, tenemos una inclinación malsana y persistente, a criticar a los otros.
Como seres imperfectos que somos, olvidamos que también tenemos defectos, y que nuestras fallas pueden ser incluso más graves que las de quienes criticamos y, aún así, nos erigimos en jueces que juzgan y condenan sin piedad a todo el que se nos pone delante, a la vez que nos hacemos “los de la vista gorda” con nuestra propia conducta, o buscamos el modo de justificarla para que sea aceptada sin más.
Criticar a los demás, a sabiendas que en el fondo somos peores, además de ser una falta de respeto al otro, a quien generalmente sólo conocemos en apariencia, es dañina para nosotros mismos, pues mientras más fijemos nuestra atención en el otro, para escudriñar, sin ningún derecho, su modo de ser y de obrar, estamos descuidando severamente nuestra propio actuar, en el que, muy posiblemente, hay cosas peores, acciones y actitudes más negativas y perjudiciales, que las que criticamos.
El riesgo que hay es que a veces, centrar nuestra atención en las debilidades que nos molestan de los demás, nos convierte potencialmente en eso y más.
Criticar a los demás, por una razón o por otra, en un sentido o en otro, es muy fácil.
No exige mayor esfuerzo de nuestra parte, y siempre habrá para nosotros un motivo que lo “justifique”, una razón que lo respalde, al menos en apariencia.
Es más difícil trabajar en nuestras debilidades para convertirlas en fortalezas, porque eso implica un esfuerzo mayor.
Podemos transformar nuestra propia obscuridad en luz, centrándonos en nuestras propias debilidades para convertirlas en fortalezas y, fortaleciendo las incipientes fortalezas que ya tenemos.
Debemos para esto cambiar nuestros hábitos de pensamiento, pero ¿Cómo se crean los hábitos?
Los malos hábitos como centrarse en los defectos de los demás, se interponen en el camino, roban el tiempo y pisotean las metas.
Todos los hábitos, buenos y malos, se crean de la misma manera, con pequeños pasos:
El alcohólico empezó con un trago
El fumador empezó con un cigarrillo.
El jugador comenzó con un juego.
El centrarse en los defectos de los demás empezó con un “chisme”
Para crear nuevos hábitos, hay que ir paso a paso, haciendo pequeños progresos:
¿Queremos centrarnos en nuestras fortalezas? Habrá que empezar por identificar una una incipiente fortaleza y practicarla poco a poco para fortalecerla; por ejemplo, el tiempo que se dedica en observar y hablar sobre las debilidades de los demás, habrá que usarlo identificando sus fortalezas, no sus debilidades, y reflexionar como podríamos desarrollar esa fortaleza.
Hay que empezar poco a poco, una vez al día, identificando una fortaleza de una persona que nos parezca desagradable y pensando cómo podríamos desarrollar esa fortaleza que dicha persona tiene.
Al paso del tiempo, incrementar cada día, es decir identifica dos fortalezas de dos personas distintas que no sean de nuestro agrado.
Habrá que continuar este proceso hasta que nos demos cuenta de que somos capaces de observar las fortalezas más que las debilidades de las personas que nos desagradan. El resultado es que a nivel inconsciente, aprenderemos de los demás lo bueno y no lo malo.
Lamentablemente no todo es miel, hay personajes en las posiciones de liderazgo en el mundo, que acostumbran a culpar a los demás de sus propias incompetencias, porque son seres obscuros maquiavélicos que se caracterizan por los siguientes rasgos:
1) Falsedad, actúan como una persona con usted, pero serán otra a sus espaldas. Rara muestran su verdadera cara ni muestran o expresan su yo verdadero a nadie, ni siquiera a las personas más cercanas. La única persona que sabe cómo son de verdad, son ellos mismos, e incluso entonces, probablemente no tengan una comprensión profunda de su propia identidad.
2) Astucia, se les conoce por tener mucho talento para salirse con la suya y a menudo crean obras maestras. Su éxito es normalmente el resultado de una hábil combinación entre el engaño y la mentira.
3) Narcisismo, que probablemente por esta razón pueden desvincularse de cosas como la empatía y la compasión, ya que lo más probable es que nunca las hayan experimentado en primer lugar. Son exageradamente prepotentes, aunque suelen aparentar que son nobles y humildes. Al final el día, son unos hipócritas.
4) Creen que el fin justifica los medios, ya que creen que, si el resultado es conveniente, no hay nada demasiado inaceptable para alcanzar ese resultado. Hay personajes de este tipo que han asesinado, encarcelado y torturado a individuos que se ponen en su camino, a menudo haciéndolo en secreto sin que les atrapen nunca en el acto. Tampoco dudan en emplear a alguien para hacer su trabajo sucio por ellos para que no los responsabilicen de sus actos.
5) Creen que todo el mundo forma parte de su juego, no ven a la gente como individuos; en cambio, ven a la gente como peones en su juego. Para ellos, otros individuos no tienen sentimientos o valores a considerar. Ni siquiera los ven como humanos. En este juego, su único objetivo es, o ganar o mantener su poder o influencia sobre otros.
6) Sobresalen en control y manipulación, se les conoce por manipular y controlar a otros como un medio para conseguir todo lo que quieran siempre que quieran. El tema de sus tácticas de manipulación es que, en muchos casos, la gente ni siquiera se da cuenta de que está siendo manipulada. En su mayoría, creen que están haciendo lo correcto.
Prefieren ser temidos que, amados, aunque quieren ser amados por los demás, pero, no entienden lo que es el verdadero amor, ni saben cómo se siente tener a gente que los quiera voluntariamente, ya que están demasiado ocupados presionando a todo el mundo para que les tema y manipulándoles para que se crean que ese miedo es una señal de amor.
7) No revelan sus verdaderas motivaciones, nunca muestran sus motivaciones reales, ni siquiera a aquellos a su alrededor o cercanos a él.
Fuentes:
2) Psicología Oscura. Steven Turner.
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